México, D.F., 19 de junio de 2012
PALABRAS DEL SECRETARIO DE GOBERNACIÓN, ALEJANDRO POIRÉ, DURANTE EL ACTO OFICIAL DE CONMEMORACIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL REFUGIADO
Qué tal, muy buenos días. Muchas gracias a todas y a todos por estar aquí. Quiero iniciar esta participación, mis comentarios el día de hoy, sobre todo dándoles la bienvenida a todos los refugiados que nos acompañan el día de hoy. Particularmente a los jóvenes y a los niños que hoy reciben su tarjeta de inmigrado, a quienes hoy les debemos dar las gracias por estar aquí, les debemos de dar las gracias por la oportunidad que nos dan.
De verdad, de ofrecerles en México un espacio de esperanza, un espacio de reconciliación, un hogar que ojalá les permita, ojalá les cumpla en darles un espacio para su plena realización; que sientan que México es un hogar para ustedes y que vamos a estar trabajando, y que tenemos todos una responsabilidad con darles ese espacio de realización, particularmente a los jóvenes, pero a todos los refugiados que hoy nos acompañan, tenemos que iniciar dándoles un agradecimiento por su ejemplo.
Si me lo permiten yo les voy a pedir que les demos un aplauso a los refugiados el día de hoy, que son quienes verdaderamente nos dan un ejemplo en muchos sentidos.
Quiero agradecer al señor Eleazar Wilhelm por su presencia, por sus palabras el día de hoy, por su historia, por su ejemplo en mostrarnos cómo es difícil, es muy difícil el camino de los refugiados, pero ciertamente México hace un esfuerzo por abrir ese camino y porque ese camino tenga veredas de esperanza como la que hoy nos relata Don Eleazar. Muchas gracias.
También agradezco la presencia del señor Hamdi Bukhari, el Representante en México de la Oficina del Alto Comisionado para las Naciones Unidas para los Refugiados. Gracias por estar aquí.
Sé que ha sido nombrado recientemente, ya lo mencionaba usted, lo felicito. Espero que el trabajo conjunto a favor de los refugiados de su oficina y de nuestro país continúe por ese buen camino y tengamos muchas oportunidades para seguir avanzando en la materia.
Agradezco la presencia de la Procuradora Social para la Atención a Víctimas del Delito, la licenciada Sara Irene Herrerías. También, del licenciado José Ángel Fernández Uría, Presidente del Patronato de la Fundación Pro Niños de la Calle, por sus palabras, por la firma de este convenio y, sobre todo, por la labor extraordinaria de amor y de compromiso que hace con los niños de la calle en nuestro país, y que hoy le damos un espacio adicional a favor de los refugiados.
Agradezco la presencia también del licenciado Fernando Batista Jiménez, el Quinto Visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Muchas gracias por estar aquí, muchas gracias también por el compromiso de la Comisión y también el tuyo Fernando, en lo particular, con estos temas que hemos trabajado en distintos momentos y en distintas áreas.
Agradezco también la presencia de otros distinguidos funcionarios del Gobierno Federal, de los amigos de los medios de comunicación.
Y de verdad subrayar que para mí es un gusto estar aquí, recibirlos en la Secretaría de Gobernación, la casa que siempre debe de ser; debe de seguirlo siendo siempre, la casa de la democracia, la casa del diálogo, la casa de la apertura.
En donde hacemos un esfuerzo cotidianamente por buscar acuerdos y por buscar caminos, logros y convenios como éste, que trabajen en beneficio de la población, en beneficio de todas las personas que habitan en nuestro país.
De verdad, para mí este es un día muy especial, en el que estamos conmemorando, en efecto, de manera anticipada porque el Día Mundial del Refugiado es, en estricto sentido, el día de mañana.
Pero hoy hacemos esta celebración, esta conmemoración, porque el Día del Refugiado, la historia de los refugiados es indudablemente un momento de esperanza.
Representa la esperanza de incrementar las voluntades de una mayor cantidad de personas para ser más solidarios, para trabajar con un esfuerzo compartido en hechos concretos, para construir un futuro mejor para todos.
Me da gusto ser testigo de la firma de este convenio de concertación de acciones entre la COMAR, nuestra Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y la Fundación Pro-Niños de la Calle que fortalece -como ya se nos ha dicho- la preservación del interés superior del niño, específicamente de los niños refugiados.
Por eso quisimos aprovechar el evento, el día de hoy, para darles aquí su documento de inmigrando, porque es el foco de atención que queremos poner en esta materia, para que puedan recibir atención especial a necesidades primordiales.
Con este convenio estaremos dando un paso adelante en la consolidación de mecanismos efectivos para la atención y protección de los niños y de los adolescentes refugiados.
Y por eso quiero aprovechar, también, para extender mi más amplio reconocimiento a la Fundación Pro-Niños de la Calle, no sólo por la firma de este instrumento y por ser parte para que este sector que es vulnerable, particularmente vulnerable, logre integrarse a nuestro país de una manera más eficaz e inmediata, sino particularmente porque en su esfuerzo cotidiano, el de usted, el de todo su equipo, tocan las almas de personas en situación de vulnerabilidad, en situación verdaderamente muy difícil y muy dramática.
Y en esa medida se constituyen, como muchas otras organizaciones, en un ejemplo de compromiso, en un ejemplo de todas esas cosas que están pasando en nuestro país y que debemos de consolidar y de fortalecer.
Yo espero que el Gobierno Federal haya sido responsable en acompañar sus esfuerzos y, ciertamente, subrayo nuestro compromiso para que lo sigamos haciendo con ustedes y con muchas otras organizaciones, que verdaderamente todos los días nos ponen un ejemplo de compromiso, de caridad y de esperanza particularmente, que creo que es lo que hoy tenemos que recordar.
Quiero reiterarles: Tengan por seguro que el Gobierno Federal va a seguir trabajando con todas nuestras fuerzas con las organizaciones de la sociedad civil, en particular para la atención de los temas relacionados con la protección de los niños, niñas y adolescentes no acompañados específicamente en esta materia.
Sabemos bien y se ha recordado de manera sistemática que México ha sido siempre, se ha caracterizado por ser una nación incluyente y solidaria, cuyas puertas han estado abiertas siempre para toda persona que requiere de protección.
Nuestro país ha brindado cobijo a aquéllos que huyen o que han huido de sus países, perseguidos en virtud de su raza, de su religión, de su nacionalidad, de su opinión pública y cuya vida, cuya libertad, cuya integridad ha corrido peligro.
El siglo XX, particularmente, fue testigo de muy lamentables y cruentos conflictos que obligaron a miles, a millones de personas a abandonar todo para salvar su vida e integridad, al carecer del reconocimiento de sus derechos civiles fundamentales.
El asilo de los españoles durante la Guerra Civil, de los exiliados sudamericanos años más adelante y de los centroamericanos, han sido episodios de una gran visibilidad que han mostrado la generosidad y la apertura de nuestro país.
Y que han ido contribuyendo a la consolidación no solamente de una cultura del refugio, sino en una exigencia permanente para ir mejorando los instrumentos con los que contamos, no solamente para atender episodios de esta dimensión histórica, sino poder atender episodios y casos de una dimensión humana profunda, que son los que representan todos los días las personas que se acercan a nuestro país para solicitar se les reconozca su condición de refugiados.
Lo hicimos así también recientemente a raíz del terremoto que hizo un daño terrible en Haití, recibiendo a familiares de haitianos que ya se encontraban en nuestro territorio, y así sistemáticamente en distintos momentos históricos en los años y meses recientes.
Hay que reconocerlo, ya se ha dicho aquí, que nuestro país y que nuestro mundo hoy día siguen enfrentando retos muy relevantes en materia de refugio.
Lamentablemente la guerra, el odio, la persecución siguen causando el éxodo de muchas personas en todo el mundo.
Hoy en día, ya se nos ha dicho, existen más de 15 millones de refugiados en todo el mundo que viven al amparo de naciones que les han otorgado protección.
Nuestro país siempre, siempre ha apostado, con los hechos, por los valores de la democracia, de la legalidad y del respeto a los derechos de las personas. Así ha sido en materia migratoria, así ha sido en materia de refugio y así debe de ser en todos los ámbitos de la acción pública, de la acción gubernamental.
Podemos decir, incluso, que las acciones del Gobierno de México en materia de refugio, son una clara expresión de la congruencia, del compromiso indeclinable de la administración del Presidente Felipe Calderón, con la protección, con la promoción y con la defensa de los derechos humanos.
Vale la pena reflexionar, muy brevemente, de todos los cambios que han ocurrido en materia de derechos humanos en los últimos años.
Ha habido cambios muy profundos a nuestra Constitución.
Cuando pensamos, específicamente, en la búsqueda de la protección y la promoción de los derechos humanos en el ámbito migratorio, en el ámbito de los refugiados, además de estos cambios constitucionales ha habido cambios y ha habido la creación de una ley específica, ha habido cambios reglamentarios.
Ha habido un sinfín de convenios como éste, que buscan en los hechos concretos, más allá del cambio en la ley, buscan que en los hechos concretos contemos con los instrumentos para apoyar las necesidades y para poder resolver las necesidades más específicas de la población que vive en refugio en nuestro país.
Hemos hecho, de verdad, muchas cosas.
Pero es muy importante reconocer que más allá de los cambios normativos, que más allá de la tarea administrativa, lo que importa hoy es reconocer estas historias conmovedoras que están detrás de cada uno de los refugiados que hoy se encuentran en nuestro país.
Son historias verdaderamente profundas, de transformación. De la transformación de una frustración, de un temor que para nosotros seguramente es difícil siquiera de comprender, que es el temor y la frustración que vive una persona refugiada o que vive una persona en una situación de vulnerabilidad, saliendo de su país en condiciones verdaderamente muy difíciles, que se han ido transformando esas condiciones en una opción de esperanza, en un espacio de reconstrucción, en un espacio en el cual se puede volver a soñar.
Y eso, yo le pido, el día de hoy, a todos los compañeros servidores públicos que nos acompañan en este evento que sea la lección primordial que se llevan del Día del Refugiado.
Es nuestra tarea como servidores públicos, el comprometernos todos los días, en todas nuestras acciones con la construcción de esa esperanza.
Por supuesto, me refiero a nuestra labor con los refugiados, a nuestra labor con las personas que están en distintas condiciones migratorias en nuestro país.
Pero me refiero más ampliamente que eso, a nuestra labor como servidores públicos.
¿Qué quiere decir el Servicio Público?
Quiere decir que tenemos una labor en el ámbito más allá de lo estrictamente individual y de lo privado, una labor de servicio sujeta al escrutinio de los ciudadanos.
Pero además de cumplir esa labor, además de cumplir con nuestra obligación, el reto, la exigencia es que en esas tareas que llevamos a cabo todos los días, seamos capaces de llevarnos el ejemplo de los refugiados que hoy nos acompañan en este evento, para obligarnos a pensar si nuestra tarea está contribuyendo a generar una esperanza adicional, a construir un espacio de realización, a construir un espacio en el cual todas las acciones de lo público contribuyan a que cada una de las personas que está en nuestro país sea mejor, a que tenga mayores oportunidades de desarrollo, a que se haga justicia, a que estemos cumpliendo con la ley.
Y en esa medida, le hagamos la vida más satisfactoria y más plena a los ciudadanos en el ejercicio de sus libertades.
Ese es el reto. Por eso están aquí en este evento todos los servidores públicos que hoy nos acompañan. Porque es indispensable que reflexionemos.
Si en el cumplimiento cotidiano de nuestras labores, estamos también contribuyendo a una esperanza.
Y eso tiene que ver y tiene que reflejarse con todas nuestras actividades.
Yo los invito a que lo reflexionen. A que esa sea la rendición de cuentas más profunda a la que los llamo el día de hoy y nos llamemos todos nosotros cada día que concluya nuestra jornada laboral. Que todos los días pensemos si avanzamos en ese propósito de construir una esperanza.
Si les digo compañeros que quien no lo esté haciendo, quien no lo esté haciendo probablemente esté faltando a sus obligaciones más básicas desde el punto de vista administrativo, pero sí está faltando al propósito primordial de su vida profesional en tanto sean servidores públicos.
Si no hacemos un esfuerzo todos los días por transformar algo, por cumplir bien, por abrir un espacio de esperanza, estamos perdiendo una oportunidad privilegiada y esa, creo, es la lección más importante del día de hoy.
Señoras y señores:
Qué duda cabe que México, que nuestro México, que nuestro país se encuentra como una democracia electoral sólida, como una democracia electoral funcional. Se encuentra, asimismo, en un proceso de transformación institucional muy profundo que no puede, que no debe detenerse y que nos exige a seguir redoblando esfuerzos para consolidar el régimen de derechos, de libertades que hoy después de muchos años hemos logrado.
El próximo domingo 1º. de julio las mexicanas y los mexicanos tendremos una nueva cita histórica con las urnas, en donde una vez más refrendaremos nuestra vocación democrática con responsabilidad y en plena libertad.
Hago por ello un llamado a los candidatos presidenciales para que en consecuencia con lo acordado por los líderes de todos los partidos políticos nacionales aquí en la Secretaría de Gobernación en semanas pasadas se sumen al compromiso de todos con respetar el resultado electoral y reconocer el carácter plenamente democrático del proceso al que hemos sido convocados.
Todos tenemos una obligación con nuestro país, los partidos políticos y los candidatos con los electores, respetando siempre las resoluciones de la autoridad electoral.
Los tres órdenes de gobierno, trabajando intensamente en el cumplimiento de nuestras obligaciones y responsabilidades, y siendo estrictamente respetuosos del marco normativo que nos obliga durante el proceso electoral.
Y los ciudadanos también participando, comparando propuestas, expresando a través de su voto la visión de país al que quieren, a través de un voto libre e informado.
Hoy, en la celebración del Día Mundial del Refugiado yo los convoco a que todos continuemos construyendo el país de libertades y de derechos para todos que hemos visto florecer en los años recientes.
El Gobierno Federal refrenda su compromiso de seguir brindando protección efectiva a las personas que se han visto obligadas a dejar sus países, al garantizarles el derecho a la solicitud de refugio, así como al ser no devueltos a un lugar en donde su vida, su libertad o su seguridad corran peligro.
En el Gobierno Federal estamos bien conscientes, creo que también esa es una de las lecciones del día de hoy, de las enormes dificultades que implica y que significa estar en un país distinto a aquel que nos vio nacer y crecer, y que solicitar refugio no es renunciar ni rendirse, sino todo lo contrario, es emprender un nuevo camino por la libertad y por la realización personal.
Yo los convoco a que sigamos trabajando juntos hasta el último momento de esta Administración para lograr ese México seguro, justo, libre y democrático en el cual pueda seguir floreciendo la esperanza.
Muchas gracias y muchas felicidades.